La Fe de Jairo y de la Hemorroisa
La Fe, la creencia y la confianza en Jesús es lo que se resume en esto dos milagros que El realiza. Los evangelios sinópticos recogen este pasaje la vida pública y los presentan de manera muy similar.
Seguramente todos hemos oído hablar de Jairo, el encargado de una sinagoga y de la mujer con la hemorragia que no cesaba. Ambos se acercan a Jesús de distinta manera en busca de un milagro. Mienstras uno lo conocía, el otro sólo habia escuchado de El.
Viene uno de los jefes de la sinagoga, que se llamaba Jairo. Al verlo, se postra a sus pies 23 y le suplica con insistencia diciendo:
—Mi hija está en las últimas. Ven, pon las manos sobre ella para que se salve y viva.
Mc 5, 22-23
Nuestras penas y dolencias
Igual que, Jairo y la mujer con hemorragia, nosotros tenemos la esperanza en Jesús. De volver a encontrarlo, si acaso ya lo conocemos, o ir a buscarlo, si hemos sólo escuchado de El, y poner en sus manos nuestras dolencias y nuestras penas o las de un ser querido.
Jesús, al oír lo que hablaban, le dice al jefe de la sinagoga:
—No temas, tan sólo ten fe.
Mc 5, 36
Jesús nos aníma a no perder la Fé
Al contrario de lo que podríamos esperar, en este pasaje ocurre algo increíble, Jairo se me ve desmotivado ante la muerte de su hija y es Jesús quien le da ánimo pidiéndole que mantenga la Fe.
Puede que necesitemos ese valor de la hemorroisa para que en medio de todo obstáculo nos acerquemos con la fe de que solo tocando a Jesús seremos sanados.
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